Los pisos de madera aportan calidez al hogar, y poseen un aspecto único y muy natural. Presentan una longevidad única, pues los de maderas sólidas bien colocados pueden durar hasta cien años instalados y en perfectas condiciones.
También su calidez es una gran ventaja. No sólo en el aspecto visual, sino en el tacto: al caminar sobre un piso de madera nunca lo notarás helado ni demasiado caliente, a diferencia de las alternativas de cerámicos u otros. Este material es un excelente aislante térmico y también acústico, absorbiendo las vibraciones.
Los pisos de maderas cuentan con diminutos poros, pero al estar tratados no retienen polvo ni insectos, siendo mucho más convenientes para hogares con niños, mascotas y personas con asma o alergias.
Su mantenimiento es sencillo: un lijado y pulido para retirar la cera o el plastificado, una aplicacion de cera cada seis meses, y un pulido para levantar el brillo es todo lo que se necesita. Cuando han sido bien laqueados, son repelentes al agua y a las manchas, siendo necesaria sólo una limpieza húmeda por semana.